Altos funcionarios de la ONU reiteraron esta semana su urgente pedido de ayuda alimentaria y otros suministros para salvar a millones de personas que pueden morir de hambre o de sida en Africa austral.
Catorce millones de africanos están amenazados por el hambre, advirtieron los funcionarios de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) a su regreso de una gira por la región, horrorizados por los estragos causados por la epidemia de sida y la falta de alimentos, que consideran interrelacionados.
La crisis se acelera a un ritmo mucho más rápido del que habíamos previsto, señaló el jueves James Morris, director del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU, en rueda de prensa.
Existe una crisis dentro de otra. La del VIH/sida es devastadora, agregó.
Por ese motivo, varias agencias del foro mundial urgieron a los países industrializados y otros donantes a entregar 611 millones de dólares en alimentos y otra ayuda humanitaria para Africa austral. Hasta ahora, sólo han recibido 40 por ciento de la ayuda necesaria.
Mientras, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) advirtió que más de 28 millones de personas viven con VIH (virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida) o sida en la región.
En julio, la Organización Mundial de la Salud estimó que 300.000 personas morirían en Africa austral antes de fin de año.
La propagación del sida es una de las principales causas de la reducción de la producción agrícola, dado que el virus ha infectado a millones de pequeños agricultores.
Como resultado, millones de personas se ven obligadas a comer las semillas que deberían plantarse, una causa de desnutrición que a su vez las vuelve vulnerables a la enfermedad.
Esta es una hambruna causada por el sida, afirmó el miércoles Stephen Lewis, enviado especial del secretario general de la ONU a Africa, en una reunión de mujeres. Ya no quedan mujeres para trabajar la tierra, añadió.
El director del PMA estuvo de acuerdo. Millones de niños y niñas deben dirigir sus hogares porque sus padres y abuelos han muerto, dijo Morris, quien también visitó la región.
El sida dejó hasta ahora cuatro millones de huérfanos en Lesotho, Malawi, Mozambique, Swazilandia, Zambia y Zimbabwe y cambió la vida en esos seis países, en particular en el área de la educación.
Más de un millón de niños perdieron a sus maestros por causa del sida, un factor que acelera la disminución de la cobertura de la educación primaria, señaló Lewis, un canadiense que vivió varios años en Africa.
En los casos en que hay un sistema educativo establecido, está fuera del alcance de las familias más pobres debido al cobro de cuotas impuestas por muchos gobiernos como condición para recibir préstamos del Banco Mundial.
El VIH alcanzó en forma desproporcionada a adolescentes y mujeres de 15 a 24 años, señalaron Morris y Lewis.
Las últimas cifras del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (Onusida) revelan que seis millones de los casi nueve millones de jóvenes infectados con el virus del sida en Africa subsahariana son mujeres.
El año pasado, un estudio de la Universidad Johns Hopkins, de Estados Unidos, advirtió que el VIH continuará propagándose hacia grupos más jóvenes en esa región, porque los hombres tienden a elegir compañeras de menos edad.
Millones de jóvenes africanas carecen de información sobre cómo prevenir el sida, además de ser vulnerables a las violaciones y en muchos casos obligadas a contraer matrimonio con hombres mayores infectados por el virus.
El sida tiene rostro de mujer en Africa subsahariana, sostuvo Lewis, y exhortó a la ONU a combatir la discriminación de género en todo el mundo.
El secretario general de la ONU, Kofi Annan, estableció el año pasado un fondo mundial para combatir el sida y otras enfermedades mortales y solicitó a los donantes bilaterales y multilaterales que aportaran 10.000 millones de dólares.
Hasta ahora, sin embargo, el fondo sólo recibió poco más de 2.000 millones de dólares.
Esto es inmoral. Cuando 3.000 personas murieron (en Estados Unidos) en los atentados del 11 de septiembre, el mundo recaudó 100.000 millones de dólares. El año pasado murieron dos millones en Africa, y nadie hace nada. Algo está mal, dijo Lewis. (FIN/IPS/tra-en/hr/ml/mlm/dv he/02